domingo, 28 de noviembre de 2010

Días 345 al 348: del 16 al 19 de Noviembre

Nuestro paso por Luoyang, comenzó bien temprano, porque el tren salía a las 7. Sorpresa al encontrarnos con un tren medio vacío, y con espacio suficiente para las mochilas… A eso de las 11h llegamos a Luoyang.


Las instrucciones para llegar al hostel eran precisas, y no tardamos demasiado. Una vez instalados paseo por la ciudad.

Más de lo mismo, tenemos una ciudad antigua (que es Chinatown) y lo demás una ciudad normal, con los letreros en chino y la gente con sus negocios. Los ves comer pipas y frutos secos, sentados al sol en los días de frío (y espero que a la sombra en los veranos de 40ºC), si lo ves desde arriba no ves más que una ciudad española en un día más.

Los bares en vez de pinchos de tortilla y patatas bravas te sirven fideos en todas sus variedades y recién hechos y arroz hervido o frito… los puestecillos en la calle vendiendo guantes y bufandas, castañas asadas y nueces azucaradas.

En fin, otra ciudad más.

Lo bueno llega al día siguiente. A parte de estar cerca de un templo Shaolin (que no por falta de ganas pero por demasiado turístico pasamos de ir a ver) tienen unos budhas tallados en piedra a los pies de una montaña. Ya no por las esculturas, pero por el paisaje que rodea “Las Cuevas de los Hombres Largos” merece la pena el paseo.

Esa noche tenemos nuestra primera experiencia en un restaurante de estos de “fondee”, que te ponen el caldero de caldo y tú vas hirviendo los ingredientes en él. Una pena no hablar mandarín… pero nos pusimos de pinchitos hasta las cejas, eso si, de fondee na de na.

Al contrarío que la mayoría de la gente, que viaja en tren a Xi´an, nosotros optamos por el autobús que a parte de más caro, pensábamos que se estaría más espacioso. Claro eso es cuando no te paran en una gasolinera a dos minutos de haber salido de la estación y te hacen cambiarte a un autobús lleno de gente, donde casi no quedan asientos. Esto de ser turista y hacer como que no te enteras nos hizo exigir nuestros asientos como ponía en el billete que poca gente llevaba… más espacio y más tranquilos. Pero esto de que el autobús se recorra Louyang recogiendo gente y paquetes todavía no lo entiendo… en fin, más caro y más largo el viaje (que estos chinos a veces no tienen demasiadas luces, esto de cortar una autovía de 4 carriles para que dos camionetas echen arena por fuera del arcén es gorda…).

Eso sí, unos atardeceres preciosos en China… donde el sol se esconde con un color naranja, y se va oscureciendo a rojo, sin cambiar la tonalidad del cielo.

Estamos en Xian.

1 comentario:

mjosé dijo...

espero que lo de los atardeceres en breve lo podamos ver en fotos!!