domingo, 28 de noviembre de 2010

Días 349 al 352: del 20 al 23 de Noviembre

Xian más conocida por el famoso “Ejercito de Terracota”, y como todo el mundo dice que si ves lo demás después de ver el ejercito, todo resulta poco… pues paseamos por la ciudad un par de días reservando el placer para el final.


Xian es una pequeña ciudad amurallada que sigue creciendo hacía afuera… grandes edificios y … no os lo vais a creer, centros comerciales, emergen dentro y fuera de las murallas. Y pasear por aquí un fin de semana es encontrarte a un montón de locos por las compras.

Uno de los lugares que no te puedes perder es el barrio musulmán, que es donde están las mejores tapas, tienes pinchitos de carne, hígados, corazones y demás menudillos, tienes bocadillos de huevos y de carne de cerdo, tienes dulces de todos los colores y un solo sabor… arroz. Es una variedad de colores, olores y sensaciones.

Y el plato estrella es “sopa de pan”, que consiste en que te dan dos o tres panes y los tienes que cortar, después de cortarlos los llevas a la cocina y es cuando te echan el caldo de cordero, y esta de muerte.

Una de las visitas que más nos gusto fue al museo de historia, que esta fuera de las murallas de la ciudad, y te permite visitar la pagoda más famosa de la ciudad, y un parque reconstruyendo los días de gloría de la dinastía Ming. Un poco caro este último para nuestro bolsillo, pero la zona se esta expandiendo con centros comerciales y urbanizaciones de lujo.

Y después de esto llegamos a los guerreros de Xian. ¡Que es impresionante!

Pero lo impresionante no es el ejercito que se ve, es pensar que esto es solo un tercio de lo que hay allá abajo. Y la grandeza de un emperador que planea su mausoleo con un ejercito de un millón de soldados, todos con caras diferentes, distinguidos con diferentes trajes que los catalogan en una clase social, armados (aunque las armas fueron robadas), con caballos, un ejercito ataviado con carros de combate hechos de cobre… y todo eso protegiendo una ciudad subterránea que rodea su tumba. Es más la imagen de lo que queda debajo, que lo que ves arriba, que no deja de ser impresionante y más cuando ves las imágenes en las que aparecen los guerreros pintados (que es la razón por la que no han excavado el resto todavía, esperando a tener la tecnología para poder preservar la pintura original), parecen reales.

Merece la pena venir a Xian.

Luego tenemos el trayecto de Xian a Pekín… en tren, una noche, pero en coche cama. Las camas más estrechas que en India, pero por lo menos no hay ese descontrol. Lo bueno es que embarcas para dormir y te levantas para llegar, así que la convivencia es mínima.

Estamos en la recta final… es el último viaje de esta vuelta al mundo, y estamos llegando al último hostel de este viaje.

Días 343 y 344: 14 y 15 de Noviembre

Kaifeng… sin prisa pero si pausa, que hay que seguir avanzando y a este paso casi que no vamos a llegar. Así que decidimos cambiar de provincia, nos venimos a Henan.


También implica nuestra primera experiencia en tren… que a parte de los problemas para encontrar cambio para el autobús, residen en entender en chino donde tienes que ir. Menos mal que el número del tren lo ponen en números occidentales. Y tras hacer una cola de unos 15 minutos dando codazos para evitar que esta gente se nos cuele, nos dejan pasar al anden donde nos abalanzamos para montarnos en el tren (un tren que por las ventanillas se ve lleno de gente y sin huecos). A eso de las 13:00 nos montamos en un tren repleto de chinos, que amablemente nos hacen huecos para jugar al tetris con nuestras mochilas… conseguimos hacernos entender y diez minutos después estamos sentados con las mochilas “recogidas” y dispuestos a aguantar en un asiento más duro que una tabla las siguientes 8 horas. Las dotes de canto de la chica sentada con nosotros y nuestros libros amenizaron el viaje.

Bien oscuro y con la última carrera del Mundial de F1 en mente llegamos a Kaifeng. Por el frío y el hambre decidimos quedarnos cerca de la estación, que había un buen surtido de hoteles… aunque la falta de entendimiento fue descartando la mayoría. Al final nos quedamos en el de un chico joven… que medio entendimos (no por su ingles ni por nuestro mandarín).

El día siguiente nos mostró una de las ciudades más “rurales” que hemos visitado. Lo que en España llamamos ciudad es más un pueblo enorme en China. El nivel de ingles era nulo, pero los habitantes se empeñaban en darnos conversación allá por donde pasábamos, la experiencia con los indios ayuda en estos casos.

La ciudad, más templos, más pagodas (que son las torres altas con las esquinas para arriba)… muy barata, y muy metida en la cultura.

La recogida de basura es un negocio al que se dedican toda la familia, te ves a los niños y a los abuelos… eso de la jubilación parece que no existe en China.

Un día se hace suficiente.

Días 345 al 348: del 16 al 19 de Noviembre

Nuestro paso por Luoyang, comenzó bien temprano, porque el tren salía a las 7. Sorpresa al encontrarnos con un tren medio vacío, y con espacio suficiente para las mochilas… A eso de las 11h llegamos a Luoyang.


Las instrucciones para llegar al hostel eran precisas, y no tardamos demasiado. Una vez instalados paseo por la ciudad.

Más de lo mismo, tenemos una ciudad antigua (que es Chinatown) y lo demás una ciudad normal, con los letreros en chino y la gente con sus negocios. Los ves comer pipas y frutos secos, sentados al sol en los días de frío (y espero que a la sombra en los veranos de 40ºC), si lo ves desde arriba no ves más que una ciudad española en un día más.

Los bares en vez de pinchos de tortilla y patatas bravas te sirven fideos en todas sus variedades y recién hechos y arroz hervido o frito… los puestecillos en la calle vendiendo guantes y bufandas, castañas asadas y nueces azucaradas.

En fin, otra ciudad más.

Lo bueno llega al día siguiente. A parte de estar cerca de un templo Shaolin (que no por falta de ganas pero por demasiado turístico pasamos de ir a ver) tienen unos budhas tallados en piedra a los pies de una montaña. Ya no por las esculturas, pero por el paisaje que rodea “Las Cuevas de los Hombres Largos” merece la pena el paseo.

Esa noche tenemos nuestra primera experiencia en un restaurante de estos de “fondee”, que te ponen el caldero de caldo y tú vas hirviendo los ingredientes en él. Una pena no hablar mandarín… pero nos pusimos de pinchitos hasta las cejas, eso si, de fondee na de na.

Al contrarío que la mayoría de la gente, que viaja en tren a Xi´an, nosotros optamos por el autobús que a parte de más caro, pensábamos que se estaría más espacioso. Claro eso es cuando no te paran en una gasolinera a dos minutos de haber salido de la estación y te hacen cambiarte a un autobús lleno de gente, donde casi no quedan asientos. Esto de ser turista y hacer como que no te enteras nos hizo exigir nuestros asientos como ponía en el billete que poca gente llevaba… más espacio y más tranquilos. Pero esto de que el autobús se recorra Louyang recogiendo gente y paquetes todavía no lo entiendo… en fin, más caro y más largo el viaje (que estos chinos a veces no tienen demasiadas luces, esto de cortar una autovía de 4 carriles para que dos camionetas echen arena por fuera del arcén es gorda…).

Eso sí, unos atardeceres preciosos en China… donde el sol se esconde con un color naranja, y se va oscureciendo a rojo, sin cambiar la tonalidad del cielo.

Estamos en Xian.

Días 340 al 342: del 11 al 13 de Noviembre

Como no, si estamos al lado de Nanjing (que es la antigua capital de China, cuando atacaban Pekín los emperadores se mudaban a Nanjing), tendremos que pasar… es lo que pasa en China, que siempre estas al lado de algo interesante.


Pues aquí estamos, con un mapa más que malo, pero con el que conseguimos llegar a todos lados.

Nuestro primer día, como llegamos sobre las 17h y a esa hora ya esta más que de noche en esta zona, nos lanzamos a conocer los alrededores del hostel, que es más bien comercial, sin ningún atractivo más que la propia cultura china, que ya es bastante.

El segundo día, quisimos llegar al templo de Confucio, bueno, con nuestra mierda de mapa, andamos más que otra cosa teniendo en cuenta que cogimos el metro. Pero mereció la pena, la zona me trae recuerdos a la Old Town de Shangai, es decir, zona de shopping y rincones con encanto. De ahí y siguiendo nuestros instintos, más que el mapa, unas dos horas después de deambular caminando por Nanjing llegamos a la ruinas del Palacio Ming… que más que por las cuatro piedras que han colocado por allí, es digno de ver por las clases de bailes de salón, por las de artes marciales, por los practicantes de Taichi y demás practicas para llevar una vida sana y saludable, jajaja.

El atardecer se hizo duro de ver desde lo alto de unas de las murallas que rodeaban la ciudad (la ciudad hace unos días que creció fuera de las murallas), así que nos lanzamos a la experiencia de coger el metro en hora punta… que a parte de el calor, la gente, los olores y los empujones no dista mucho de una experiencia en metro en Londres a eso de las 8 de la mañana.

El día siguiente nos lo tomamos con calma, así que después de comer nos embarcamos hacía la montaña que franquea la ciudad de Nanjing. Sin mucha energía después del metro decidimos subir en autobús… ya nos tocara bajar. En fin, que no fue para tanto. Más gente que monumentos, y una idea mucho más clara de lo que significa estar en China y las dimensiones de su población.

Días 338 y 339 : 9 y 10 de Noviembre

Después de una gran ciudad como Shangai volvemos a las ciudades pequeñas, otra de cinco millones de habitantes. Ahora estamos en Suzhou, una hora y algo al noroeste de Shangai. Otro viaje en autobús.


La ciudad, enorme como la mayoría de las que hemos visitado en China, es como una enorme red de canales y esta rodeada de lagos. Nada que ver con Venecia como dicen en la guía, pero tiene un encanto especial. Lo mejor que el hostel esta en la calle más céntrica y turística de Suzhou.

Lo más divertido son estas sesiones de fotos que te vas encontrando por el paseo. Al principio pensábamos que eran fotos de novios (aquí no se acostumbra a sacarlas el día de la boda, si no antes o después del día en cuestión), pero parece que no, cuando te encuentras a la parejita vestidos con trajes tradicionales chinos, o la jovencita vestida de gala… y todos con un grupo de por lo menos 4 personas, todos con sus cámaras y paneles para captar la luz… en fin, que por lo menos te vas riendo.

Nuestra calle esta llena de tiendas, cafés… pero con un día basta. Un paseo por el día y otro por la noche hacen la visita. Porque total no vamos a comprar nada en las tiendas ni pagar los rituales de té, que cuestan por persona más de lo que gastamos los dos en comida en un día.

La comida sigue siendo estupenda. Aquel primer restaurante de Hangzhou hacía la pasta a mano, pero es que en el resto de los que hemos estado, a parte de hacerla a mano, te la hacen enfrente. Tienes al chico amasando, y depende de lo que te pidas así los moldea… increíble y por supuesto buenísimo. Esto solo lo encuentras en los restaurantes locales, es decir en los que el ingles brilla por su ausencia. Menos mal que una imagen vale más que mil palabras… y nos vamos entendiendo.

El segundo día, decidimos hacer una visita a uno de los lagos, el que parecía más cercano. Dios, ¿pero estos mapas no podrían hacerlos a escala?, como puede ser que en lo que parece medio mapa tardemos media hora y lo que parece un milímetro se conviertan en dos horas. Menos mal, que de los chinos que hablan ingles que deciden ayudarte, decidimos preguntarle al que estaba esperando a un amigo que llevaba coche y que nos iba a acercar. Y todo eso pasando por el Auchan (¿a alguien el suena este nombre? Pues en China también tienen). Una siestecilla, cuando llegamos (de los pocos parques donde no te pitan en cuanto pisas el césped) y a recorrer los contornos del lago. Una buena tarde y un buen paseo de vuelta.

Días 335 al 337: del 6 al 8 de Noviembre

Desde Wushen a Shangai, nada un par de horas en autobús (si es que después de India esto suena a ir de Lorca a Murcia).


En Shangai ningún problema el moverse en el metro, excepto por las mochilas pero creo que a eso no le queda mucho para solucionarse.

El mayor problema las discusiones que se generan con los conductores de tuk-tuk, cuando intentan cobrarte de más y encima empiezan a cogerte del brazo para hacerse escuchar… ¿y quien dice que las hayamos vivido?

Shangai se puede definir con una sola palabra: SHOPPING (creo que a estas alturas esto no necesita traducción). A mi no es que me moleste ir de compras, ni mucho menos… y si encima tengo dinero mucho mejor. Pero esto es un acoso, hay zonas en las que con tan solo dar un paso ya te han preguntado 5 personas si quieres comprar zapatos, bolsos, chaquetas, iphone, ipad… y toda la gama, de lo que quieras. Es una experiencia, y aunque no estéis interesados deberíais, aunque fuera solo por curiosidad dejaros arrastrar a una de estas tiendas de imitaciones que se encuentran en los lugares más recónditos. Tras pasar por tres callejones de los de las pelis de la mafia china, estos húmedos y mal olientes, con los cubos de basura en la calle y desiertos, acabas metido en la “cocina” de una familia china, que tiene la mesa puesta y esta preparada para cenar y la puerta de al lado es una habitación, copia exacta de las tiendas de deporte con parquet y todos los estantes, en el que encuentras de todo y más… y no te venden a su madre porque si no quien hace la cena mañana.

La otra versión que es más light, es la de encontrarte a alguien que te pregunta si quieres ir de compras y simplemente te acompaña al centro comercial y te va dando un tour por todas las tiendas, lo que quieras. Lo más sorprendente es que no te pide nada a cambio, si compras bien y si no también (llevamos demasiado tiempo en India, ¿eso existe?).

También tiene otros encantos Shangai, el paseo por el río en el que te encuentras el Bund a un lado, edificios de corte comunista, y la parte más creativa y nueva al otro lado (con una silueta demasiado cómica para ser una ciudad), Old Town (aparte de por las compras) tiene unos rincones especiales, y no se si es el otoño pero los colores de los parques le dan un aire místico a esta ciudad. Me quedo con el comentario de que estamos en la nueva Nueva York.

A esta ciudad si vienes con dinero te falta tiempo para verla, museos, templos, Pagodas, el túnel que conecta el Bund con la parte nueva (todo por debajo del agua), un paseo por el río en barco y, por supuesto, SHOPPING.

Como no tenemos demasiado dinero que gastar… mejor nos vamos. Tres días más que suficiente.

Días 332 al 334: del 3 al 5 de Noviembre

China.

Mira que las comparaciones son odiosas, pero pasar de India a China es …, sorprendente.

Pensando en los millones de personas que viven en estos dos países, lo más lógico es hacer comparaciones, pero están a años luz. Los dos tienen ese sentimiento patriota y ese “adoctrinamiento”, pero nada que ver.

Aterrizamos en Hangzhou, y por qué no explorar la ciudad, total lo que sobra es tiempo.

Llegamos al aeropuerto, y con la ayuda de unos locales que hablaban ingles conseguimos acordar el precio del taxi, que para nuestra sorpresa era un buen coche (lo de ver coches de gama baja en China no se lleva mucho, ¿bicis? Las que quieras, pero coches cutrecillos, con los dedos de una mano se pueden contar).

Nos llevaron directamente al hostel, no nos quejaremos por este precio en India dormirías en el suelo… vamos teniendo en cuenta que no es un 5 estrellas, ni una queja.

Aunque lo que más nos llamo la atención fue que la gente no nos prestara atención por la calle. Mira que poníamos caras, les brindábamos la mejor de nuestras sonrisas, nada, que la gente como si fuéramos dos más, ni caso. Creo que empezamos a echar de menos India.

Fallo chino… esto de que el gobierno controle los accesos a internet no mola nada. ¿Pero a quién se le ocurre bloquear Facebook? Y como no, nuestro blog… nada que no tenemos acceso desde China.

Hangzhou es preciosa, una pequeña ciudad de 6 millones de habitantes. El encanto reside en el lago que ocupa la parte oeste de la ciudad. Nuestro hostel a la orilla del lago… así que tuvimos tiempo de pasear por el lago(aunque el cambio de temperatura de Kerala a China no invitará a ello), ver alguna de las Pagodas que hay por la ciudad y visitar la parte antigua (que es lo que en cualquier ciudad europea llamaríamos Chinatown).

Uno de los mejores cambios, la comida. Eso de irte a un restaurante y que por un euro y poco te pongan un tazón de noodles con caldo, todo casero, no se puede comparar con la comida del hostel, que ya esta bien de arroz blanco.

Además de las visitas turísticas tuvimos tiempo de visitar el hospital, que más vale prevenir que lamentar… y teniendo en cuenta que nuestro nivel de mandarín es de -1, pues dos mujeres que se defendían mejor que el resto con el ingles nos guiaron hasta un médico que decía que hablaba ingles. La primera vez que un médico saca un libro para dar el diagnóstico… me imagino que su nivel de ingles no llegaba a eso. Bueno, rápido y barato… para que más.

Después de dos días por la ciudad decidimos irnos a visitar una ciudad a tan solo una hora de Hangzhou, Wushen, que es como una pequeña Venecia, con canales, por lo visto es bastante turística y esta muy bien.

¿No echábamos de menos eso de movernos? Mochila al hombro y a encontrar la estación de autobuses, sin idea de chino y con tan solo un pequeño porcentaje de chinos hablando inglés… al final y después de 2 horas llegamos.

En infraestructuras esta gente esta a la última, ya quisiera cualquiera de las grandes ciudades españolas tener la estación de autobuses que tiene Hangzhou (perdón una de las 3 que tiene).

Nada, en una hora en Wuzhen, el primer hotel que vimos allí que fuimos… ellos no hablaban ingles, nosotros no hablamos chino, pero eso es lo de menos. Jorge estuvo de encargado de la recepción durante un rato, hizo los registros… lo mismo le ofrecieron trabajo, pero como no los entendíamos.

Por la tarde estuvimos recorriendo la parte este de la ciudad, son unos canales que atraviesan la ciudad, y te llevan a recorrer las calles de un barrio antiguo. Las exposiciones se mezclan con las casas de los locales que, la mayor parte de las veces, son más pintorescos que los propios museos. Es una experiencia extraordinaria China, totalmente recomendable.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Días 323 al 330: del 25 de Octubre al 1 de Noviembre

¡¡¡PERO QUE LARGA SE ESTA HACIENDO ESTA SEMANA!!!

Después de casi dos meses, se nos esta haciendo cuesta arriba. A Jorge le han suprimido el deporte porque estamos en semana de exámenes. Eso implica que ese tiempo se lo pasa supervisando el estudio de unos niños que se mueren por moverse y quemar adrenalina… Yo estoy de secretaria personal, que hay momentos que parece que sin mi se hunda el colegio (¿esta gente no se dan cuenta de que no vamos al final de esta semana?), en fin, demasiado estrés para estar de voluntarios. Por no comentar el humor del dragón del hostel, que lo vemos poco pero mejor no verlo porque hecha fuego de verdad…

Pero al final todo llega, y salvando las visitas a uno de los hospitales más antiguos de la zona, con un servicio excepcional y un coste ridículo, todo ha tenido un final feliz.

El lago nos trajo nuevas enseñanzas, nos enseño a coger almejas, y deleitamos a los niños con unas pocas (como 5 kilos) para la cena. Los niños disfrutaron del lago una vez más, aunque las niñas se quedaron en casa como siempre. Acabamos con una boda india, como empezamos… pero mucho más local. Después de dos meses, parecíamos de allí. Lo de saludar a los asistentes como al vecino era lo normal, y más si contamos que conocíamos a casi todos los que saludábamos, excepto a los novios, claro. Lo más inesperado fue el ir a por las flores para la ceremonia religiosa (que esta boda era cristiana), que era el lunes por la mañana. Eso provoco que tuviéramos que saltar la valla del colegio y llamar a la puerta como el adolescente que llega tarde y al que su padre le ha puesto la cadena.

Lo mejor y más triste fue la despedida de la gente. Ese día me sentí más india que de costumbre, sería por el atuendo (aunque el habito no hace al monje, ayuda bastante), la despedida del colegio en el que he estado algo más de un mes fue diferente… llena de direcciones con encargos de escribirnos los unos a los otros. Pase la mayor parte del tiempo con los de 3 años que fueron mi primera experiencia… y me regalaron un sari, precioso, que no pude lucir para ellos pero el que verán en foto.

Y la más sentida, la despedida de la gente del hostel. Llevábamos planeándolo días… a la hora de la merienda, unos dulcecillos típicos de la zona, que por lo menos les alegraran el día. Y fue después de eso cuando se sucedieron las despedidas. Las niñas dedicaron su tarde a hacer tarjetas de despedida, los niños su partido tradicional de futbol… y la hora de estudio fue cuando Jorge se lleno los bolsillos con direcciones, teléfonos y tarjetas de despedida (que guardamos cuidadosamente). No hubo hora para rezar, fueron palabras de agradecimiento y despedidas. La cena fue un anticipo de la noche que nos esperaba. A las 9 están todos en sus habitaciones listos para acostarse, pero esa noche eran las 10:30 y seguían todos por los pasillos, haciendo fotos y dándonos abrazos, nadie quería irse a dormir porque eso significaba que sería la última vez que nos verían…

Ninguno de los dos tenemos planes para volver a India, y ninguna ilusión especial por hacerlo… pero esa noche se nos quedo la idea de querer ver a esos niños por lo menos otra vez en nuestras vidas y saber que les depara el futuro. Una vez más un país se llena con las caras de la gente con las que nos cruzamos y a la que de muchas maneras diferentes seguiremos ligados el resto de nuestras vidas.

A eso de las 3, Joseph amablemente nos acerco al aeropuerto, nuestro último thai y los recuerdos de hace tres meses, cuando por primera vez aterrizamos en ese continente-país que es India.

Días 316 al 322: del 18 al 24 de Octubre

La vuelta al cole. ¿Que pensabais que los que se van de viaje no tienen el momento de retorno al curro? Pues os equivocáis… ya vamos practicando, ya.

Aquí estamos otra vez. En el hostel, con los niños, con el jefe, con el americano y el ingles… vamos lo mismo que dejamos cuando nos fuimos.

Pero ahora me ha metido a hacer trabajo de oficina. Esto de hacer programas de contabilidad para que lleven el cole, cuando sabes que en cuanto me vaya nadie va a tener ni idea ni ganas de seguir con ello… en fin, por lo menos ocupo mi tiempo en algo diferente, aunque el esfuerzo sea en vano.

Jorge sigue de profe de deportes, partido de futbol todas las tardes, excepto cuando esta cansado que tienen clase de baloncesto, suena a mala vida ¿no? Pero se tiene que levantar a las 7:30 todas las mañanas para dar sus 30 minutos de clase matutina y le toca lidiar con los gritos de la encargada cuando el jefe no esta y se pasa de la hora estipulada para jugar. Pero ha conseguido que los niños hagan deporte cada día que hemos estado aquí, de lo contrario los niños no salen a jugar. Y tiene pelota de futbol después de una semana y algo yendo detrás del jefe para encontrar una de las tantas que guarda en el colegio, pero de las que no disfrutan los niños, porque si viene una inspección tiene que demostrar que tiene materiales (¿y no suena más práctico que los niños los utilicen?). En fin, que tiene su batalla y va ganando. Ya para lo que queda ni jardín ni leches.

Así que el jueves terminamos la semana con las elecciones, como el colegio es colegio electoral no tenemos clase el viernes…¡bien! Y eso que las elecciones son el sábado. India, otro mundo.

El sábado celebramos las elecciones con una escapada al lago (ya se echaba de menos, las escapadas al lago), nos vamos todos los extranjeros… a la gente de por aquí les encanta pararse a hablar con los extranjeros y si encima van en grupo, mucha más expectación. Menos mal que por ahora nos conocemos un par de atajos y nos ahorramos un par de explicaciones, jajaja.

Y vuelve el domingo, por la tarde se van los niños al lago… no quieren que vayan las niñas porque si se bañan las niñas se chivan. Así que como soy una niña… no puedo ir al lago. Las niñas encantadas, que así pueden ver la tele, pero como yo no entiendo ni papa, pues a leer que es muy educativo. Después del lago, cuando se juega un partido semi-profesional de baloncesto (en el que Jorge es una de las estrellas), yo me voy a visitar la casa de la cocinera… que por lo visto y aunque por aquí sigan diciendo que no hay castas, ellos pertenecían a los intocables y fue un shock que fuera una extranjera por allí. Con deciros que las dos sillas que tenían fueron una para mi y otra para Joseph…

La última semana, que ya hay ganas de moverse, otra vez.

Días 314 y 315: 16 y 17 de Octubre

Bueno, merecidas vacaciones, si no contamos Mumbai como tal, demasiado estrés eso de la vida en una gran ciudad india. Hemos decidido aprovechar nuestra estancia fuera del colegio para visitar uno de los destinos turísticos por excelencia en Kerala: la playa de Kovalam (a unos 15 kilómetros de la capital, Trivandrum).

En la última parada del tren, que era la nuestra, nos despidió un chico hablando español, porque había estudiado teología en Colombia… y visto que nos entendíamos mejor que con el resto, le preguntamos sitios baratos para alojarse. Acabamos en una especie de hostel (como el nuestro pero llevado por monjas) en el que acogen gente, como nos llevó un cura pues tenemos un precio razonablemente barato, a un kilómetro de la playa. ¡¡Playa en Octubre!!

Las playas de Kerala no son una maravilla (no estamos en Tailandia o en Malasia), pero todo lo que sea playa se agradece, y si encima hay mas turistas y no te miran como a un bicho raro por llevar bañador, pues mejor.

Hemos visitado el pueblo de pescadores, al que aparentemente no van muchos turistas, como no llevábamos bolígrafos, que es lo que te piden allí… pues nos pedían que les echáramos fotos y se las mandáramos.

Después de pasearnos por el mercado de pescado, un baño en la playa, una comida india, lo único que teníamos en mente era encontrar una sombra en la que cobijarnos. Dos tomates no tenían nada que ver con nosotros…

El domingo nos fuimos a ver la playa de Kollam, que es la más cercana al colegio, pero fue una decepción. Creo que no he visto un estercolero en mejor ubicación, no tiene mucho atractivo turístico, la verdad. Eso y el cartel a la entrada que te advertía que no te bañaras que en los últimos 7 años habían muerto 33 personas… India.

Una buena comida fuera del hostel y vuelta a la vida clerical.