Días 38 y 39: 13 y 14 de Enero

Después de un día de playa, merecido descanso!! En el que nos dedicamos a vagar por el pueblo, y por la playa.

Nos toca la excursión a Punta Tombo…

Cómo ocurrió con la de Península Valdés, antes de las ocho ya estaba el chico buscándonos. Esta vez tras unos pequeños percances (nada que nos incumba) nos montamos en el minibus… la guía era una mujer de unos 50, bastante eficiente, ya que nos ha dado detalles de todo lo que podáis imaginar (incluidas las deposiciones de los pingüinos). En un estado de éxtasis nos llego a indicar donde estaba el sur y el norte, la mujer simplemente no podía con su incontinencia verbal, pero el sumun llego cuando mandó parar al conductor para enseñarnos la vallas que dividen los campos cuyo nombre científico es (alambrada metálica), increíble yo ya pase de disimular y reí y reí pero nuestra guía inmersa en su misión de borrar cualquier duda sobre la Patagonia continuo explicando la diferencia entre valla y un guarda ganado, que era una valla con la misión de separar el ganado.

La primera parada era en el Puerto de Rawson, que es desde donde se coge la lancha para hacer el avistamiento de toninas (que son unos delfines panda, porque los colores son los mismos).

Embarcados en la zodiac, hemos emprendido el viaje con la noticia de que el avistamiento anterior no había tenido suerte y no habían visto ninguna…

Pero la suerte nos ha acompañado, han sido como unos 40 minutos en el mar disfrutando del espectáculo, no preguntéis cuantas, porque podían ser como tres, pero moviéndose muy rápido (hemos puesto algunos videos, que deben salir en el enlace de abajo).

De allí nos dirigimos a Punta Tombo, que es dónde se encuentra la pingüinera… es tremendo, ya que nos esperábamos algo diferente. Aquello sigue siendo un “desierto”, es el paisaje de la Patagonia con pingüinos… increíble. Probablemente nuestras expectativas eran más altas pero te quedas con un buen sabor de boca.

Digamos que es una reserva natural donde están los pingüinos, y han habilitado una senda de algo menos de dos kilómetros por los que vas andando entre los nidos de los pingüinos, ellos se van cruzando y por supuesto tienes que cederles el paso, más que nada porque el picotazo de pingüinos es como uno de esos pellizcos de monja pero quedándose el trozo. Todo el camino hemos ido acompañados de nuestra guía, la cual nos ha puesto al día del plumaje, pico, edad, fecha de nacimiento, mortandad y defecaciones de los pingüinos, así como de la alimentación y de los horarios de estos, todos los hábitos y costumbres. Por lo visto en los últimos años se ha monitoreado a algunos de los pingüinos por internet… pero este año no, lo siento chicos, es como un gran hermano pero en aves… el viento de la Patagonia que no es del todo bueno.

Por el camino hemos visto avestruces, guanacos y más ovejas… un paisaje diferente. Más cuando terminada nuestra visita, nos hemos ido hacía Gayman (que es una de las primeras colonias gaélicas en Argentina) y hemos entrado en el valle del río Chubut… IMPRESIONANTE!!

Allí hemos aprovechado, mientras algunos de los ocupantes del mini iban a probar el té gales… para tomar una cervecita con los italianos y una chica japonesa (que los hay en todos lados).

Por la noche nos hemos despedido de los italianos (una pareja que estan haciendo la vuelta al mundo en un año, como nosotros)… intercambiando información de los lugares ya visitados y con la esperanza de volver a encontrárnoslos en el camino… Buena suerte compañeros!!