Día 37: 12 de Enero

Vemos que estáis bastante puestos en todo lo que respecta a la Patagonia… no sé si estáis ampliando conocimientos con nosotros o estamos abriendo vuestra sabiduría durante nuestro viaje, pero nos gusta este despliegue de información.

Hoy hemos estado, como bien ha explicado Marcos, en Península Valdés, y para entrar allí, que es parque natural protegido, tienes que bien contratar un tour o alquilar un coche… suerte que contratamos un tour, porque una vez que entras en el parque son todo caminos de cantos rodados y claro, aquí tienen sus señas con luces e historias para conducir por el parque.

El tour empezó a eso de las 8 de la mañana, imaginaos lo despiertos que estábamos para ese entonces… y nos sorprendió que en vez de un minibus viniera el conductor en coche privado. Aparentemente la agencia no consiguió más que otro chico (madrileño, Víctor) para hacer el mismo tour a Península Valdés. Así que un guía para tres personas… bien!!

Lo que os digo, una vez dentro del parque las carreteras son de cantos, nada de asfalto. El paisaje de la Patagonia que es bastante monótono, es una clase de estepa que no levanta mas de 50cm del suelo, miras a lo lejos y solo ves llanuras, ni un solo árbol, ni un atisbo de vida. El parque es propiedad privada, se divide en 52 estancias, que son terrenos en los que se tiene el ganado, cortijos, masias o como queráis llamarlas.

Para que os hagáis una idea, Península Valdés esta a 100km de Puerto Madryn y tiene unos 250km, no hay agua corriente, así que el agua se abastece por camiones cisterna. El único pueblo que existe por allí es Punta Pirámides, que cuenta con un poco de todo (hospital, “ayuntamiento”, cajero, supermercado, escuela y demás). Luego en Punta Cantor hay un Parador, ya!! No esperes nada más.

Al comenzar el tour tuvimos que decidir si queríamos ver la parte sur o la parte norte, y teniendo en cuenta que la fauna terrestre se ve en cualquier parte, nos decidimos por la parte norte ya que daba más opciones de fauna marina y total en la parte sur lo más destacado son las salinas.

El viento que soplaba (se calculaba que llegaba a los 80km/hora) nos recibió en el Centro de Visitantes, que es como un pequeño museo en la que te cuentan lo que puedes encontrar dentro del parque y un poco de historia.

Desde allí nos dirigimos a Punta Norte, por el camino nos encontramos con avestruces, guanacos (que es una especie de llama), por supuesto cabezas de ganado (que por lo visto el cordero por aquí tiene un sabor especial, ya que beben agua salada) e incluso lagartijas y armadillos!! Una vez en Punta Norte estuvimos deleitándonos con la paz que respiraban los lobos marinos y algunos elefantes marinos. Allí estaban, rebosando paz.

Imaginaros una playa de las bien pobladas en verano, Benidor en verano… lleno de turistas tumbados al sol, sin nada más que hacer. Pues eso en lobos marinos, toda la playa llena, el único sonido es la especie de balada que hacen los lobos… creemos que como los únicos animales que los visitan son las ovejas… todo se acaba pegando ¿no?

De ahí a Caleta Valdés, que esta en el centro de la península, y es de donde mejor se divisa la albufera que tienen allí y una pequeña pingüinera en la que se estima una población de unos 40.000 pingüinos. Pero nosotros nos reservamos la visita a Punta Tombo en la que te dejan caminar por entre los pingüinos.

Pasamos por Punta Cantor a ver a más elefantes marinos… una gozada.

Y terminamos el tour en Puerto Pirámides… un pueblo de playa de unos 500 habitantes, que para colmo no tienen puerto ni pirámides. Muy pintoresco, pero en días de viento no demasiado acogedor.

De vuelta al hotel sobre las 6 de la tarde y ahora todo lo que pido es un descanso.