Día 8: 14 de Diciembre

El autobús: impresionante!! Eso si que es un autobús nocturno… es como un asiento de primera clase en un avión de una buena compañía claro!!

La poltrona se tumbaba casi por completo, y si no llega a ser porque nos toco por separado y nuestros respectivos compañeros dejaban bastante que desear… hubiese sido un viaje de ensueño.

Sobre las 8 llegamos al hostel, que ese si que esta montado a lo grande, una piscina en el centro con un bar… que más quisieran en España algunos chiringuitos!!

Pero nosotros teníamos una misión… Cataratas de Iguazú.

Después de un tumbado merecido, nos dirigimos a coger el autobús que nos llevaría al parque de Iguazú. Allí por el módico precio de 37,15 reales (unos 20 euros) entramos al parque en el que te incluye el transporte… por no hacerte recorrer los 10 kilómetros que separan la entrada de las cataratas. Como nosotros tenemos este espíritu aventurero decidimos que nos bajaríamos en la primera parada para hacer 9 kilómetros a pie a través del parque… pero como no se bajó nadie, pues seguimos hasta la parada de las cataratas, como todos los que iban en el bus.

Al principio impresionan más los insectos que la caída de agua, ya que la vista al comienzo del paseo no es demasiado buena, un hilito de agua y bosque (o selva).

Pero conforme vas recorriendo el kilómetro que te separa del mirador… vas descubriendo porque fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Sólo diré que es un sitio que todos deberíamos visitar alguna vez en la vida.

Una vez de vuelta al hostel nos toco, bueno a unos más que a otros, un trabajo duro pero necesario:

Tras el duro trabajo, un poco de piscina… que buena que esta el agua. Y no es por dar envidia a los que estáis sufriendo la ola de frío, es que la temperatura por aquí invitan a eso y más…

Noche de relax en la terraza de la piscina y más tarde cómo dos abuelos, en la terraza de nuestra habitación.