Hola familia y amigos, ahora os voy a contar la vida en Punta del Diablo (Uruguay) a unos 100 kilómetros de Punta de Este, la parte de playa más turística de Uruguay.
Punta del Diablo es un pequeño y pintoresco pueblo de pescadores bastante peculiar, dejadme explicar.
El pueblo consta de unas 200 casas de diferente factura, quiero decir, totalmente diferentes, cuadradas, circulares, hexagonales, autenticas barracas, con tejado de paja, uralita, piedra, tejas etc. Creo que no he visto un pueblo tan diferente en mi vida, donde personalmente he llegado a la conclusión que prima la originalidad y los escasos recursos financieros.
En Punta del Diablo, el hostal cutre donde te hacen lavar los platos después del desayuno es el doble de caro que alquilar un pequeño apartamento con cocina, salón, dormitorio, lavabo y ducha con vistas al mar, la verdad no lo entiendo, pero es así.
Hace dos días que estamos medio alojados, porque hasta hoy no hemos conseguido dinero, porque en Punta del Diablo no hay cajeros automáticos, partiendo de este punto os explicare mi pequeña aventura en busca de plata.
Con la casa apalabrada y con 40 pesos en el bolsillo, lo justo para pagar el autobús que me llevaría a Castillos, localidad situada a 42 kilómetros me fui pensando cuanto dinero necesitaríamos para pasar dos semanas en Punta del Diablo.
La verdad es que nunca he pasado tanto tiempo en un cajero automático probando todas las combinaciones posibles de QUIERE PESOS O DOLARES, CUENTA DE AHORRO, CUENTA DE CRÉDITO, CUANTA CORRIENTE, las probé todas, pero no hubo manera, la dichosa maquina no me quería dar la semanada del domingo y yo pensando en la caminata que me esperaba.
En la cola que había ocasionado por mi obstinamiento, busqué apoyo moral, explicándoles como un mendigo extranjero que no tenía dinero para el autobús de vuelta, pero en sus ojos no encontré consuelo, simplemente un dedo indicándome la dirección.
Asumiendo mi destino comencé a caminar. En la carretera general dirección Punta del Diablo empecé a elaborar un lista de pensamientos positivos, tan necesarios en tales circunstancias: podía hacer más calor, me podían doler las piernas, suerte que llevaba el pantalón fino etc… A los 10 kilómetros todas habían desaparecido, sin agua, sin nada en el estómago, a las tres de la tarde la aventura comenzaba a hacerse interminable. Intenté refugiarme en la visión de los peregrinos del camino de Santiago pero tampoco funcionó, ellos tenían agua, compañía para hablar y un buen calzado, no las zapatillas de la playa.
A los 20 kilómetros ya ni me molestaba en hacer dedo porque los coches solían saludarme o pitarme como si fuéramos conocidos los muy…
Rondaría el kilómetro 20 y algo, cuando una furgoneta que salía de una hacienda para incorporarse a la general me vio y con una voz ronca, de pocos amigos, me preguntó donde iba, después solo escuché, sube. El muy amable y poco sociable dueño de la furgoneta me dejo a tan sólo 5 kilómetros del pueblo que anduve pensando en donde podríamos conseguir algo de comida.
Al llegar a casa, el dueño, me sorprendió antes de entrar y mientras le explicaba mi aventura y que no tenia dinero para pagarle, salió Rosa a mi encuentro.
El hombre, de cultura hippy y de actitud tranquila me dijo que no había problema y así entre en casa donde la última sorpresa del día me aguardaba. Después de explicar mi periplo y metaforeando mi pequeña aventura a la del pescador que llega a su casa sin un triste pescado, Rosa me dice que había visto un hostel donde mediante transferencia bancaria te daban dinero, no supe reaccionar, simplemente me quede tumbado en el sofá.
Contestando a las pregunta de la ruta, siento deciros que no hay, nos movemos siguiendo la de los autobuses, improvisando.
El plan es quedarnos dos semanas en Punta del Diablo, después marchar hacia Montevideo, Buenos Aires y desde allí lanzarnos (con dinero en el bolsillo) a la inmensa Patagonia. También quiero deciros que muy buenos vuestros comentarios, nos hacen pensar.
Ah brother!!, dile a papa que escriba alguna cosa, como ejercicio a sus clases de internet.
Un abrazo a todos.