Esto de que los hoteles te manden al McDonalds cuando tienen la cocina cerrada solo se entiende en India. Claro, de camino te das cuenta que posiblemente no haya un sitio más fiable que una gran cadena americana para comer. Eso si, es toda una experiencia… sin cerdo, sin ternera, McDonalds se queda pollo en todas sus variedades, y aquí no se concibe comer una ensalada…
En fin, que seguimos de ruta, hemos pasado por Ranakpur, que realmente no tiene más que un templo (que recuerda a los de Angkor) y una especie de embalse, al que ellos llaman lago, que merece la pena ver, porque sigues en el desierto…
Y Udaipur, es una ciudad pequeña (para estar en India, claro). Con el segundo palacio real más grande de India, y el encanto del sitio es el lago que hay en el centro de la ciudad. Donde el rey se construyo su palacio de verano, sí, en el centro del lago. Un lugar para visitar, una parte antigua muy coqueta, con sus tiendas y no tanta gente como en las grandes ciudades de la zona. Aunque turistas sigue habiendo en todas las ciudades que visitamos. Lo malo de viajar en vacaciones.
Y la ruta sigue por Pushkar, ciudad sagrada por la veneración a no se que Dios indio (perdón, pero como hay tantos y a cada uno se le pide una cosa… perdemos la cuenta). Es una de las ciudades con más encanto de las que hemos visitado.
Esta tiene un algo artificial en el centro, lleno de agua sagrada (con un color a barro), con piscinas alrededor donde la gente se baña para purificarse con el agua sagrada. He tenido un par de regañinas por bajar a las piscinas con los zapatos… un sitio sagrado en India implica ir descalzo (pero es que las cagadas de las palomas te echan para atrás). Al ser ciudad sagrada no se vende carne, en ningún sitio, y no se vende alcohol (aunque preguntándole a los locales puedes conseguir una cerveza por 200 rupias, de la ciudad que hay a unos 3 km de Pushkar). En fin, ciudad sagrada en la India.
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