Ya diciendole adios a Villazón, el pueblo en el que los niños te disparan por la espalda con sus pistolas de agua, que la nieve artificial vuela en cada esquina (es carnaval )y que las viejecitas hacen negocio con una bascula en la plaza del pueblo (para estar en casa aburrida, la señora se baja con su báscula de baño y cobra 50 centavos a todo aquel que quiera pesarse en ella). Dónde un único ritmo envuelve a todos, y no deja de sonar. Donde el olor a tierra se mezcla con el olor a comida, empanadillas o jugo de naranja recien exprimido. Dónde los puestos y las pequeñas tiendas de todo inundan las calles y el color viste a sus ciudadanos.
Nos sentamos en la terminal de buses a esperar durante una hora, en la que la banda sonora eran cuatro agentes de autobuses chillando "Potosi, Potosi" "Potosi a las 7" "Potosi, Potosi"... a un ritmo de 10 veces por minuto (no entendemos si es para ayudar a la gente que no sabe leer) y así hasta que al fondo alguien les chillaba "ya,ya, basta", pero como si nada se hubiese escuchado seguian los gritos de venta.
Cuando dejamos el equipaje, en lo que se suponia que tenía que ser un autobus... porque a mis ojos era una tartana... poniendole un poco de fé y mucho de esperanza nos adentramos entre esos restos de hojalata y cristal.
No fue solamente el olor a humanidad que se respiraba dentro, si no que al apoyar nuestros ortos entendimos la razón de la cantidad de mantas que la gente subia a bordo, no teníamos espuma en el asiento, era un simple trozo de tela, imaginamos que por el uso. La movilidad de los asientos era muy reducida y el espacio para las piernas lo limitaba la espalda del de adelante... yo lo note con las rodillas incadas del chico de atrás.
Una vez que los imperiosos gritos de la gente sentada alrededor nuestro, increpaban al conductor para partir lo antes posible, mientras se comentaban todas las maniobras e incluso los vendedores que acudian en cada instante que el autobus se paraba... esto resultaba muy familiar.
El olor a humanidad se mezclaba con un olor a pies, con el polvo que entraba por las ventanas de ese trasto. Por lo que la falta de refrigerio se agradecio sobremanera. Las piernas tras media hora aprisionadas comenzaban a doler, y casí no sentiamos la articulación de las rodillas... Encima en cada una de las paradas se bajaban y subian maletas, que caían sobre los que estamos sentados por alli... los dos probamos alguna.
Aunque lo mejor era en el momento de salir por los estrechos pasillos, pisar al compadre para alcanzar tu asiento porque no tenían intención de moverse... delicioso!!
Todo esto estuvo acompañado del traqueteo del chisme en el que viajabamos, con el extraño ruido de frenos (que por lo menos los había), las peliculas del señor de al lado, llantos de niños y... el ritmo de Bolivia.
Pero hemos llegado a Potosi, más ligeros de equipaje, pq nos han robado el ordenador por el camino... gajes del oficio.
6 comentarios:
Díos mio que aventura, como para llegar con el estomago revuelto del perfume embriagador y demas...llevad cuidado, no seais tan confiados y esas cosas como camaras y ordenador que pueden resultar golosas,llevadlas escondidas durante los viajes, si no, a este paso llegareis ligeros del todo.
Bueno lo importantes es que esteis bien, cuidaros mucho, besos.
Menuda aventura!!!Pero me queda una duda, ¿cuánto pesa Jorge?Un besote, Noemí
joer, pero tengo que decirlo...era raro que a rositaa no le robaran estando fuera de su hogar, ejjej y perdon por las risas...bueno espero que vosotros esteis bien...campaniya. besos
Menuda aventurita, tendreis que aprender a no separaros del cuerpo los cosas importantes. De esas situaciones no teniais referencias en españa , habría que remontarse alos años 40 o 50.¿Entonces ahora que vais a hacer ? ¿Habeis perdido toda la información? Menos mal que tambien ahí seran baratos . Aki con mucho frio , ayer el cumple de Mª Pilar, el sabado en el puerto a 1 grado todo el dia y de la venta de la petra para arriba todo nevado. Por lo de mas todo normalito. Animo y muchos besos.La chacha
Veo que Noemí ha sido hábil y ha hecho el comentario que toca. Evidentemente Jorge ha engordado, y la pobre abuela ha tenido que poner un palo azul para hacer palanca y hechar al niñó de su báscula. Además con esos pedazo de pies (o esa pequeña plataforma...) no han visto ni los números (me parece que están por la parte de abajo jajaja)
Ir con cuidado con el síndrome de la clase turista.
Ahora colgaros del cuello la cámara, que eso si que tiene valor. Cuando llegéis a asia, a comprar tecnología que por allí es baratilla.
besos y cuidaros
Pues Jorge esta en su peso justo, que nos lo dijo la vieja... y lo de los pies grandes es por esas chanclas que llevan mucho en sus suelas.
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