viernes, 16 de julio de 2010

Días 218 y 219: 12 y 13 de Julio

Bueno, después de la resaca… nos tiramos un día de descanso. Un masaje, que no sabemos diferenciar si es tailandés o no, pero que nos lo dimos en Tailandia. Puños, codos, rodillas y pies, una pasa de palos y moverte como una marioneta… pero a mi me ha encantado.

Así que nos movemos con dirección: Camboya.

El tedioso viaje en tren se alargo hasta las 6 horas, y nos dejamos llevar por las circunstancias que nos han traído directamente a Siem Reap, que es la ciudad más cercana al templo de Angkor (que es lo que queremos visitar en Camboya).
El cambio de país, de moneda y de cultura nos tiene un poco descolocados… y aquí la gente es como en Egipto, encima de ti, ellos quieren organizarte todo… demasiado para tan solo unas horas en Camboya.
Pero la gente es mucho más risueña y tiene ganas de interaccionar con los turistas… que también hay unos cuantos.
Mañana será otro día y tendremos tiempo para ver como nos organizamos.

miércoles, 14 de julio de 2010

11 de Julio de 2010 ¡¡¡YO SOY ESPAÑOL,ESPAÑOL, ESPAÑOL!!!









Hemos sudado la camiseta.















Hemos ganado el Mundial.









La tranquilidad de saberse CAMPEONES.




MUNDIAL
DE
SUDÁFRICA
 2010
¡¡¡CAMPEONES!!!

Días 204 al 216: del 28 de Junio al 10 de Julio

Un autobús a Bangkok, que son unas 14 horas… aunque el autobús es de los buenos, y nos pagan la “merienda”, que estando en estos parajes consiste en arroz blanco con una selección de platos tailandeses (llevan picante por un tubo y especias de todos los tipos). Todo esto amenizado con 14 horas de música tailandesa.

Lo peor la llegada a Bangkok, uno se imagina que si es la capital, en una estación de autobuses, por lo menos en información hablaran inglés… (a parte de la sensación de que los estas molestando en su tarea de limarse las uñas o quitarse granos) si lo hablan solo los entienden los tailandeses. Así que después de cinco intentos en conseguir un taxi para que nos lleve a algún hotel nos montamos con un hombre que por lo menos entiende “hotel“, no hay manera de entenderlo, pero se ríe de lo lindo.
Nos lleva donde quiere, pero el hotel esta bien… alejado del centro (no salimos en el mapa, pero teniendo en cuenta lo enorme que es esta ciudad, no me sorprende) y se ajusta a nuestro presupuesto.

Lo que más llama la atención es el tráfico, una polución que explica las mascaras en la cara (que no tiene nada que ver con la gripe A). Los atascos son considerables, que se entiende cuando sufres uno de los semáforos del centro. Aunque el tráfico no se limita al centro… todas las calles de la ciudad están infectadas por coches, motos y tuk-tuk, Los puestos móviles de comida, bebida o dulces se van mezclando con la riada, o se suben a la acera, para circular junto a las motos y los peatones que caminamos por ellas.
La mejor manera de moverse es en autobús urbano, lo más barato, te permite ver el centro…, aunque con los atascos no creo que sea lo recomendable cuando tienes prisa. Tienes que tener cuidado con la línea que coges, y la ruta que sigue. Cuando no entiendes tailandés es incluso más difícil.
Nos hemos perdido un par de veces en Bangkok… lo de no salir en el mapa. Y pillar el metro sin saber donde vas… y en vez de volver al sitio vas a otra parada que te suena, pero al final siempre hemos conseguido volver.

El calor los días de sol es inhumano, pero por suerte ha estado nublado la mayoría de los días. Suerte que estamos en época de lluvias, que de tarde en tarde refresca el ambiente y eleva un poco la humedad sin hacerla sofocante.

Bangkok esta lleno de puestos, no tengo los datos pero los índices de paro deben ser mínimos. Todas las familias tienen su negocio, restaurantes, lavanderías, puestos, crean mercadillos vendiendo lo que sea. La comida es muy barata (creo que merece más la pena comer fuera, que comprar comida en casa), encuentras fruta, batidos, bebidas y por supuesto, souvenirs que incluyen desde guantes de boxeo a vibradores, viagra… y demás. Si vienes un par de semanas de vacaciones es un paraíso de compras, barato y gran variedad.

Las principales atracciones de Bangkok están en el centro. Un tour por los templos, que hay unos cuantos, pero de los que realmente creo que merecería la pena tener una visión aérea de ellos. Aunque las imágenes de Buddha son dignas de una visita.
El colorido de los templos es precioso, y da un toque de color a una ciudad gris, que se complementa con los taxis rosas y el colorido de las motos.
La devoción por la monarquía esta demostrado en las imágenes de los Reyes, que están en todos los edificios oficiales, y en la mayoría de los establecimiento. La bandera tailandesa, junto con la de la monarquía decoran todos los negocios de la ciudad.

La gente aquí es bastante amable, tuvimos un par de locales indicándonos donde ir, dándonos la bienvenida a Bangkok. Eso los que hablan inglés, los que no, ponen una sonrisa y hacen lo mejor por entender lo que pides y servirlo con una sonrisa. Pero la información turística gubernamental no te da demasiada información… menos mal que las agencias privadas se esmeran más.

Contrasta el nivel de belleza y cuidado personal con la imagen que hay de un país de pocos recursos. Peluquerías, centros de masaje, pedicura y manicura… quien más y quien menos esta preocupado por su apariencia, creo que no he visto tanta moda en los peinados de los hombres. Y algo que me llama la atención, es mientras en Europa lo que prima es un bronceado bien marcado e incluso las cremas consiguen darte ese color, aquí es al contrario, todas las cremas que se venden son para conseguir una piel más pálida… Diferentes culturas ¿no?

En cuanto a un tema tan actual como es el futbol… aquí no hay tradición, pero estos se apuntan a ver el mundial, cada uno elige su equipo, que por supuesto, si cae será reemplazado por otro. Preferiblemente si es ya ha ganado un mundial previamente. Pero lleven la camiseta que lleven, van a celebrar los goles de ambos equipos y verán el Mundial hasta el final.
Muchas experiencias, unas cuantas visitas al centro, y una ilusión:
ESTAMOS EN LA FINAL!!!!

Días 201 al 203: del 25 al 27 de Junio

Estando en Pukhet y con la suerte que parece que tenemos, no podemos pasar sin hacer una visita a las islas Phi-Phi… un madrugón para coger el ferry, pero merece la pena. Incluso en el ferry te reciben con café o té y unas magdalenas, que a esas horas de la mañana entran de maravilla.

La pena de esta isla es que esta todo enfocado al turismo, son todo puestecillos, tiendas, restaurantes y hostales. Los locales se apiñan en torno a los turistas (que no somos pocos) vendiendo tours por las islas de alrededor, deportes acuáticos o cursos de buceo. Lo bueno es que la mayoría de la gente habla inglés.

Si las playas en Malasia eran espectaculares, las de aquí son incluso mejores. Después de la decepción en Patong, encontramos las playas de las fotos, el agua un poco más fresquita, pero totalmente transparente… son de película!! Os acordáis de “La Playa”, la peli del DiCaprio, pues se rodó en una de las playas de aquí.

Así que disfrutamos de la playita, aunque a eso de las 3 de la tarde baja la marea, así que te tienes que ir como kilómetro y medio para poder tocar el agua, que termina llegándote a los tobillos… los que nacimos en el Mediterráneo no estamos acostumbrados a esto. Pierdes la mitad del día sin playa… ya que para el anochecer empieza a subir la marea… vamos que para las 1:30h (el partido de España) ya te puedes bañar otra vez. Aunque nosotros optáramos por un cubo en uno de los chiringuitos a la orilla de la playa, con una pantalla gigante en frente, viendo ganar a la selección.

Bueno, un par de días en Pi pi, nos da para visitar las islas de alrededor… que merece más la pena que la isla principal. Menudos paraísos.

No se puede describir, cuando en tu “canoa” a motorcillo, vas pasando por la cueva vikinga, o entras en aquella especie de lago azul turquesa, donde los únicos invitados son las 5 personas que llenamos la canoa… una gozada de la que terminas disfrutando en el agua.
Luego ya te llevan a Maya Beach (que es la de la peli), y a la que accedes tras escalar la montaña que te separa del parque nacional, por una escalera que mojado como vas… no es sencillo. Pero cuando llegas a la playa de Maya… ¡no hay palabras! Después de eso, estuvimos haciendo tiempo para ver atardecer, pero nos tuvimos que conformar con verlo desde la playa.
Pero todo lo bueno llega a su fin.