lunes, 13 de diciembre de 2010

UN AÑO

¿Cómo lo hizo Willy Fox en 80 días? 
Sigo sin saberlo… porque a esto lo llaman el billete de la vuelta al mundo, 
pero, lo grande que es el mundo para que en un año sea suficiente.
¿Sabes los juegos en los que te va apareciendo el territorio 
conforme vas avanzando? 

Es lo mismo cuando viajas, 
y lo que más te intriga no es lo que ya has visto, 
si no todas esas partes oscuras de la pantalla.
Es cuando estas viajando 
cuando realmente aprecias lo grande que es nuestro planeta, 
las diferentes culturas, 
les vas poniendo cara, 
sabores, olores, 
sintonía y paisaje a los países que visitas, 
que comparado con todos los que hay… este año parece que no hemos visitado nada. 
Si comparas la dimensión de España con lo que hemos viajado… bueno, es algo, pero si lo comparas con la dimensión de todo eso
 a lo que todavía no le has puesto todos esos rasgos… 
no hemos hecho más que empezar.

Hemos estado 365 días sin casa, sin trabajo, 
sin nada que no entrara en la mochila o dentro de nuestras cabezas, 
un año cambiando, 
conociendo gente nueva que no sabemos si volveremos a ver, 
lugares que no sabemos si visitaremos de nuevo, 
canciones que cantaremos durante el resto de nuestras vidas, 
viviendo experiencias que son irrepetibles e inolvidables 
y que sean buenas o malas 
siempre traerán una sonrisa a nuestros labios. 

Eso será 2010 para nosotros.

No sólo 80.000 kilómetros recorridos, 
13 países, 84 ciudades
 y más de 750 horas de viaje 
en diferentes medios de transporte… 
pero todo eso, todo, 
tiene una cara, 
tiene un sabor, 
un olor, 
una canción, 
un anuncio 
o un sentimiento.

La pregunta más escuchada 
“¿Cuál es lugar que más os ha gustado?”

No creo que estemos en condiciones de elegir ninguno de ellos, 
no hay uno mejor y otro peor, 
hay diferentes culturas, 
diferentes sentimientos, 
diferentes comportamientos 
y colores para todos los gustos. 
No nos pidáis que seamos objetivos 
porque un año de nuestra vida ha pasado en cada uno de ellos, 
y cada lugar tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, 
pero para nosotros todos y cada uno de ellos 
es especial.
No sabemos lo que nos deparara el futuro, 
pero esto no nos lo quita nadie.
 Un sueño que se ha hecho realidad,
 que no nos hace llorar por que se acabe 
sino que nos hace sonreír porque lo hemos vivido.

¡Lo hemos conseguido! 

No teníamos en mente verlo todo (aunque nos hubiera gustado), 
si no conseguir un año: 

el año en el que dí 
una vuelta al mundo… sin prisa. 

¡¡¡ FELIZ AÑO 2011 !!!

Gracias a todos aquellos que nos habéis estado apoyando y animando durante este año, a aquellos que habéis seguido estas letras y de una manera u otra habéis compartido una parte de vosotros con los que no estábamos presentes. Gracias por los comentarios que siempre nos hacían sonreír. Gracias a los que habéis esperado pacientes a que se terminara el año para recibirnos como si nunca hubiéramos estado ausentes.

Del 358 al 364: del 29 de Noviembre al 5 de Diciembre

Parece que la semana empieza mejor que la anterior… es como que las enfermedades van remitiendo y que ya no puede pasar mucho más que no esperemos. No tenemos claro lo de la visita a la Gran Muralla, por temas de salud, climáticos y económicos… pero nos hemos perdido tantas cosas que una más no nos trae mas que el propósito de volver a pasar por China.
Los paseos por la ciudad se van haciendo camuflados bajo los abrigos, las bufandas, los gorros y los guantes, porque el sol ha decidido esconderse tras una enorme capa de niebla que le da un ambiente muy invernal a Pekín. Incluso la visión del agua helada de los lagos de alrededor no nos ha amedrentado todavía, y seguimos saliendo cada día, riendo cuando las placas de hielo se van rompiendo… o la visión del agua helada que cuelga de una fregona que se quedo en la calle. En fin, las cosas por España no andan mejores, por lo que se lee, a pesar del lunes caldeado que tuvimos futbolísticamente hablando.
Sabemos que Pekín es una ciudad enorme, pero andando por el centro te da la sensación de haber viajado al pasado, y casi todo el centro son casitas bajas, y barrios residenciales que te dan la sensación de estar en un pueblo. Esa sensación se disipa cuando entras en uno de los cientos de centros comerciales. Los tienes todos de tecnología, todo de joyas, todo de ropa y complementos… esto tiene pinta de un país capitalista, jajaja.
La Ciudad Prohibida se vio con un frío que helaba hasta los huesos, es que ese viento que corta el aliento no es el mejor clima para ello. En fin, que sin muchas fotos pero con ganas, nos tiramos unas horillas de visita… merece la pena, pero se disfruta más en la distancia de la calefacción del hostel, con un te y bien calientes. Es inmensa, una auténtica ciudad dentro de la capital.
La parte de las olimpiadas es amplia y bien cuidada… los baños mucho mejores que los de los alojamientos en los que hemos estado, jajaja. El nido es impresionante, y el gobierno chino sigue haciendo negocio con las entradas al estadio. Y la burbuja, que fue la sede de los deportes acuáticos, puede que por dentro este mejor, pero por fuera no es nada excepcional.
A parte de unos nuevos descubrimientos culinarios, nuestra visita a Pekín esta más que acabado… sólo recomendamos no venir en invierno. 
Pero por lo que vemos lo que nos espera en Europa no va a ser mejor, lo consideraremos un entrenamiento.

Días 353 al 357: del 24 al 28 de Noviembre

Primera semana en Beijing… lo mejor fue la llegada, que eso de llegar a Pekín sin saber uno donde ir sólo se nos ocurre a nosotros. Pero al final una paradita en internet lo soluciona todo.
Parece que estos fríos nos están afectando demasiado. Yo con la garganta y Jorge con una mocarrera que da pena verlo. Por eso el primer día a parte de un par de sopas calientes no salimos del hostel para nada.
El día siguiente y siguiendo instrucciones del estudiante de medicina tradicional china con el que compartimos habitación, nos dirigimos al hospital de medicina tradicional china, claro, pero lo esperado… en cuanto nos ven, y sin hablar ni papa de mandarín nos mandan al hospital de estilo occidental más cercano. Y luego dice el compi “claro, es que sois extranjeros” ¿pero es que no se notaba a simple vista?
Al llegar al de estilo occidental, lo primero la temperatura, con unos grados de más lo mejor es la mascarilla, para no expander los virus (esto me recuerda a las imágenes de la gripe A) y eso combinado con el gorro boliviano… es de foto. Y bueno, el médico se ve un hombre con años de experiencia, le tiembla un poco el pulso, pero cuando lo oigo estornudar a él tampoco da muy buena espina. Salimos con un diagnóstico, con las medicinas y la recomendación de guardar cama una semana. Por lo menos tenemos diagnóstico.
Después de tener que pedir que nos manden las toallas, que se quedaron en Xian. Y algún problemilla con el ordenador… casi mejor no haberse pasado por Pekín la verdad.
Esta primera semana la declaramos nula. Esperamos que la segunda nos vaya mejor… que parecía que por estar en los últimos días no íbamos a tener aventuras que contar y ya nos sobran.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Días 349 al 352: del 20 al 23 de Noviembre

Xian más conocida por el famoso “Ejercito de Terracota”, y como todo el mundo dice que si ves lo demás después de ver el ejercito, todo resulta poco… pues paseamos por la ciudad un par de días reservando el placer para el final.


Xian es una pequeña ciudad amurallada que sigue creciendo hacía afuera… grandes edificios y … no os lo vais a creer, centros comerciales, emergen dentro y fuera de las murallas. Y pasear por aquí un fin de semana es encontrarte a un montón de locos por las compras.

Uno de los lugares que no te puedes perder es el barrio musulmán, que es donde están las mejores tapas, tienes pinchitos de carne, hígados, corazones y demás menudillos, tienes bocadillos de huevos y de carne de cerdo, tienes dulces de todos los colores y un solo sabor… arroz. Es una variedad de colores, olores y sensaciones.

Y el plato estrella es “sopa de pan”, que consiste en que te dan dos o tres panes y los tienes que cortar, después de cortarlos los llevas a la cocina y es cuando te echan el caldo de cordero, y esta de muerte.

Una de las visitas que más nos gusto fue al museo de historia, que esta fuera de las murallas de la ciudad, y te permite visitar la pagoda más famosa de la ciudad, y un parque reconstruyendo los días de gloría de la dinastía Ming. Un poco caro este último para nuestro bolsillo, pero la zona se esta expandiendo con centros comerciales y urbanizaciones de lujo.

Y después de esto llegamos a los guerreros de Xian. ¡Que es impresionante!

Pero lo impresionante no es el ejercito que se ve, es pensar que esto es solo un tercio de lo que hay allá abajo. Y la grandeza de un emperador que planea su mausoleo con un ejercito de un millón de soldados, todos con caras diferentes, distinguidos con diferentes trajes que los catalogan en una clase social, armados (aunque las armas fueron robadas), con caballos, un ejercito ataviado con carros de combate hechos de cobre… y todo eso protegiendo una ciudad subterránea que rodea su tumba. Es más la imagen de lo que queda debajo, que lo que ves arriba, que no deja de ser impresionante y más cuando ves las imágenes en las que aparecen los guerreros pintados (que es la razón por la que no han excavado el resto todavía, esperando a tener la tecnología para poder preservar la pintura original), parecen reales.

Merece la pena venir a Xian.

Luego tenemos el trayecto de Xian a Pekín… en tren, una noche, pero en coche cama. Las camas más estrechas que en India, pero por lo menos no hay ese descontrol. Lo bueno es que embarcas para dormir y te levantas para llegar, así que la convivencia es mínima.

Estamos en la recta final… es el último viaje de esta vuelta al mundo, y estamos llegando al último hostel de este viaje.

Días 343 y 344: 14 y 15 de Noviembre

Kaifeng… sin prisa pero si pausa, que hay que seguir avanzando y a este paso casi que no vamos a llegar. Así que decidimos cambiar de provincia, nos venimos a Henan.


También implica nuestra primera experiencia en tren… que a parte de los problemas para encontrar cambio para el autobús, residen en entender en chino donde tienes que ir. Menos mal que el número del tren lo ponen en números occidentales. Y tras hacer una cola de unos 15 minutos dando codazos para evitar que esta gente se nos cuele, nos dejan pasar al anden donde nos abalanzamos para montarnos en el tren (un tren que por las ventanillas se ve lleno de gente y sin huecos). A eso de las 13:00 nos montamos en un tren repleto de chinos, que amablemente nos hacen huecos para jugar al tetris con nuestras mochilas… conseguimos hacernos entender y diez minutos después estamos sentados con las mochilas “recogidas” y dispuestos a aguantar en un asiento más duro que una tabla las siguientes 8 horas. Las dotes de canto de la chica sentada con nosotros y nuestros libros amenizaron el viaje.

Bien oscuro y con la última carrera del Mundial de F1 en mente llegamos a Kaifeng. Por el frío y el hambre decidimos quedarnos cerca de la estación, que había un buen surtido de hoteles… aunque la falta de entendimiento fue descartando la mayoría. Al final nos quedamos en el de un chico joven… que medio entendimos (no por su ingles ni por nuestro mandarín).

El día siguiente nos mostró una de las ciudades más “rurales” que hemos visitado. Lo que en España llamamos ciudad es más un pueblo enorme en China. El nivel de ingles era nulo, pero los habitantes se empeñaban en darnos conversación allá por donde pasábamos, la experiencia con los indios ayuda en estos casos.

La ciudad, más templos, más pagodas (que son las torres altas con las esquinas para arriba)… muy barata, y muy metida en la cultura.

La recogida de basura es un negocio al que se dedican toda la familia, te ves a los niños y a los abuelos… eso de la jubilación parece que no existe en China.

Un día se hace suficiente.

Días 345 al 348: del 16 al 19 de Noviembre

Nuestro paso por Luoyang, comenzó bien temprano, porque el tren salía a las 7. Sorpresa al encontrarnos con un tren medio vacío, y con espacio suficiente para las mochilas… A eso de las 11h llegamos a Luoyang.


Las instrucciones para llegar al hostel eran precisas, y no tardamos demasiado. Una vez instalados paseo por la ciudad.

Más de lo mismo, tenemos una ciudad antigua (que es Chinatown) y lo demás una ciudad normal, con los letreros en chino y la gente con sus negocios. Los ves comer pipas y frutos secos, sentados al sol en los días de frío (y espero que a la sombra en los veranos de 40ºC), si lo ves desde arriba no ves más que una ciudad española en un día más.

Los bares en vez de pinchos de tortilla y patatas bravas te sirven fideos en todas sus variedades y recién hechos y arroz hervido o frito… los puestecillos en la calle vendiendo guantes y bufandas, castañas asadas y nueces azucaradas.

En fin, otra ciudad más.

Lo bueno llega al día siguiente. A parte de estar cerca de un templo Shaolin (que no por falta de ganas pero por demasiado turístico pasamos de ir a ver) tienen unos budhas tallados en piedra a los pies de una montaña. Ya no por las esculturas, pero por el paisaje que rodea “Las Cuevas de los Hombres Largos” merece la pena el paseo.

Esa noche tenemos nuestra primera experiencia en un restaurante de estos de “fondee”, que te ponen el caldero de caldo y tú vas hirviendo los ingredientes en él. Una pena no hablar mandarín… pero nos pusimos de pinchitos hasta las cejas, eso si, de fondee na de na.

Al contrarío que la mayoría de la gente, que viaja en tren a Xi´an, nosotros optamos por el autobús que a parte de más caro, pensábamos que se estaría más espacioso. Claro eso es cuando no te paran en una gasolinera a dos minutos de haber salido de la estación y te hacen cambiarte a un autobús lleno de gente, donde casi no quedan asientos. Esto de ser turista y hacer como que no te enteras nos hizo exigir nuestros asientos como ponía en el billete que poca gente llevaba… más espacio y más tranquilos. Pero esto de que el autobús se recorra Louyang recogiendo gente y paquetes todavía no lo entiendo… en fin, más caro y más largo el viaje (que estos chinos a veces no tienen demasiadas luces, esto de cortar una autovía de 4 carriles para que dos camionetas echen arena por fuera del arcén es gorda…).

Eso sí, unos atardeceres preciosos en China… donde el sol se esconde con un color naranja, y se va oscureciendo a rojo, sin cambiar la tonalidad del cielo.

Estamos en Xian.

Días 340 al 342: del 11 al 13 de Noviembre

Como no, si estamos al lado de Nanjing (que es la antigua capital de China, cuando atacaban Pekín los emperadores se mudaban a Nanjing), tendremos que pasar… es lo que pasa en China, que siempre estas al lado de algo interesante.


Pues aquí estamos, con un mapa más que malo, pero con el que conseguimos llegar a todos lados.

Nuestro primer día, como llegamos sobre las 17h y a esa hora ya esta más que de noche en esta zona, nos lanzamos a conocer los alrededores del hostel, que es más bien comercial, sin ningún atractivo más que la propia cultura china, que ya es bastante.

El segundo día, quisimos llegar al templo de Confucio, bueno, con nuestra mierda de mapa, andamos más que otra cosa teniendo en cuenta que cogimos el metro. Pero mereció la pena, la zona me trae recuerdos a la Old Town de Shangai, es decir, zona de shopping y rincones con encanto. De ahí y siguiendo nuestros instintos, más que el mapa, unas dos horas después de deambular caminando por Nanjing llegamos a la ruinas del Palacio Ming… que más que por las cuatro piedras que han colocado por allí, es digno de ver por las clases de bailes de salón, por las de artes marciales, por los practicantes de Taichi y demás practicas para llevar una vida sana y saludable, jajaja.

El atardecer se hizo duro de ver desde lo alto de unas de las murallas que rodeaban la ciudad (la ciudad hace unos días que creció fuera de las murallas), así que nos lanzamos a la experiencia de coger el metro en hora punta… que a parte de el calor, la gente, los olores y los empujones no dista mucho de una experiencia en metro en Londres a eso de las 8 de la mañana.

El día siguiente nos lo tomamos con calma, así que después de comer nos embarcamos hacía la montaña que franquea la ciudad de Nanjing. Sin mucha energía después del metro decidimos subir en autobús… ya nos tocara bajar. En fin, que no fue para tanto. Más gente que monumentos, y una idea mucho más clara de lo que significa estar en China y las dimensiones de su población.